Extrañas prohibiciones de la época comunista: No estaba permitido hacer fotos en el metro ni difamar al régimen.
Si nos remontamos a la época comunista, encontraremos normas muy estrictas que se imponían en nombre del “bien común”. Pero a menudo servían más para consolidar el poder del régimen y suprimir cualquier resistencia. ¿En qué actividades cotidianas, ahora bastante comunes, se restringía antes a la gente?
Prohibición de imágenes de la vida cotidiana
Una de las muchas prohibiciones extrañas fue la fotografía en el metro, que no estaba permitida bajo el comunismo. Esta prohibición no estaba justificada ni por consideraciones de seguridad ni por la protección de la intimidad.
Pero, sobre todo, servía para mantener el control sobre el espacio público y suprimir cualquier registro no deseado de la vida bajo el régimen. De este modo, se obligaba a los ciudadanos a cumplir esta absurda norma bajo amenaza de severos castigos.
Sanciones por difamación del régimen
Otro aspecto que se controlaba férreamente era cualquier crítica o difamación del régimen. La gente tenía que seguir la propaganda oficial y alabar a los líderes políticos. Criticar o exponer la verdadera naturaleza del régimen comunista podía tener graves consecuencias, como el encarcelamiento o el exilio. Esto creó una atmósfera de miedo y desconfianza que persistió durante décadas.
Normas de moda definidas
En lo que respecta a la vestimenta, también existían ciertas reglas. Así, a menudo se condenaba a la gente por llevar ropa inapropiada que no se ajustaba a los ideales del régimen. Se presionaba a las mujeres para que llevaran ropa modesta y sencilla, mientras que de los hombres se esperaba que vistieran con un estilo práctico y discreto. Cualquier desviación de estas normas podía tener consecuencias negativas, incluido el acoso de las autoridades.
Restricciones a la circulación en el extranjero
Una extraña prohibición ampliamente conocida de la época comunista eran las escasas oportunidades de viajar al extranjero, debido principalmente al limitado acceso a pasaportes y visados. Esta restricción imposibilitaba conocer otras culturas y países, por lo que también servía para mantener el control sobre la información.
De hecho, el régimen temía que la gente que tuviera la oportunidad de ver la vida en otros países empezara a dudar de su propio sistema y decidiera buscar otras alternativas.
Censura y control del pensamiento
Bajo el régimen también se hizo mucho hincapié en restringir la propiedad de libros y publicaciones extranjeras. Por tanto, la gente se veía obligada a confiar únicamente en la propaganda oficial y en las obras literarias checas que apoyaban los ideales del régimen.
Cualquier intento de obtener información independiente del exterior podía dar lugar a persecución y acoso por parte de las autoridades. La prohibición también limitaba el intercambio intelectual y cultural entre personas de distintas partes del mundo.
Fuentes: extrafit.cz, abicko.cz, denik.cz