Imagina tener en tus manos una varita mágica capaz de limpiar tu casa sin utilizar productos químicos y, además, de forma tan perfecta que hasta tu abuela admiraría su limpieza. No, no estamos en el país de la fantasía. Es la realidad, ¡y esa varita se llama sal!
La sal es un ingrediente básico pero fundamental en la cocina de todo el mundo. Sin embargo, pocos habrían pensado que estos cristales blancos también pueden ayudar en la limpieza de nuestros hogares. Sí, has oído bien. La sal tiene increíbles propiedades limpiadoras que nuestras abuelas ya conocían.
Uso de la sal en la limpieza
Piensa en la situación en la que estás preparando tu bebida favorita y accidentalmente la derramas. Antes de echar mano de un limpiador químico caro, prueba a limpiar el percance con sal. Es excelente para quitar manchas de vino de la alfombra, por ejemplo. Basta con espolvorear sal gorda sobre la mancha de la alfombra y dejarla actuar. La sal absorberá el vino y luego sólo tendrás que aspirarlo. Lo mismo ocurre al fregar el suelo: la sal elimina los malos olores y desinfecta al mismo tiempo.
Más consejos sobre el uso de la sal
La sal es una gran ayuda no sólo para lavar el suelo. También puedes usarla para limpiar la cocina. Mezcla sal con agua hasta formar una pasta. A continuación, aplica esta pasta sobre la mancha y déjala actuar. Pasados unos minutos, limpia la mancha con un paño y tu cocina quedará como nueva. La sal también es eficaz para limpiar el latón y el cobre o el jabón endurecido del cuarto de baño.
Curiosamente, puedes utilizar la sal para limpiar no sólo el interior, ¡sino también el exterior!
La sal es eficaz para eliminar el hielo de tus aceras y escalones en invierno. Basta con espolvorear sal en estas zonas y esperar a que el hielo se derrita. Y si tienes mascotas en casa, no tienes que preocuparte de que la sal les haga daño, a diferencia de algunos descongelantes químicos.