Consejos útiles

¡Todos merecemos unas vacaciones! 6 trucos con los que logré ahorrar dinero de verdad

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Ahorrar dinero es una cuestión de (buenos) hábitos a adoptar todos los días: aquí tienes algunos consejos para empezar hoy

El periodo vacacional para muchas personas representa un momento doloroso del año: disfrutar de unos días de relax fuera de casa, en familia o con amigos, es un deseo de muchos, pero hay que tener en cuenta los precios de los hoteles y de los restaurantes. que aumentan durante el periodo estival.

La clave para poder disfrutar de tus vacaciones sin tener que preocuparte por el dinero está en Buenos hábitos de ahorro para mantener durante todo el año.para llegar al verano con unos ahorros suficientes que nos permitan vivir unos días de descanso y serenidad.

Pero ¿cuáles son estos hábitos? Hemos seleccionado seis: no es necesario introducirlos todos en tu vida (o todos juntos) para poder apreciar sus beneficios – nuestro consejo está dirigido a establecer una relación más pacífica con tu dinero, que para demasiadas personas es una fuente de ansiedad y frustración. Ver para creer, trabajaron en mi casa y ahorré unos bonitos ahorros durante el año para regalarme unos días de vacaciones en verano.

Haz un presupuesto a principios de mes

No importa de cuánto sean nuestros ingresos: con una buena organización podemos llegar a pagar los gastos e incluso ahorrar, se trata de planificar nuestros gastos en cuanto llegue nuestro salario.

Para ello es útil realizar un presupuesto de gastos mensual, en el que los gastos se dividen en tres grandes categorías:

  1. necesidad: se trata de los llamados “gastos fijos”, como el alquiler (o la hipoteca), el pago del coche, las tasas escolares, la plaza de garaje, las facturas y las eventuales suscripciones.
  2. ocio: en este rubro incluimos viajes fuera de la ciudad, compras, actividades de ocio (cine, teatro, conciertos…), comidas en restaurantes, libros y todo aquello de lo que podamos prescindir
  3. ahorros: la partida que más nos interesa, es decir, esa cantidad (siempre fija o proporcional a los ingresos mensuales) que deberíamos reservar para crear un “fondo de emergencia” o concretar nuestros sueños.

Imaginemos nuestros ingresos mensuales como una tarta que se dividirá en tres partes: el 50% de los ingresos se destinará a necesidades básicas, el 30% a entretenimiento y el 20% restante a ahorro. Estos porcentajes hay que tenerlos en cuenta a principios de mes a la hora de planificar gastos futuros.

Guardar para un gol

Después de hacer el presupuesto, tenemos en mente una estimación de la cantidad que podemos destinar cada mes, pero ¿para qué? Si no tenemos una meta por la cual ahorrar, nuestro compromiso perderá significado y la coherencia fallará.

Cualquiera que sea el objetivo -el coche nuevo, la compra de un apartamento, el viaje tan deseado, un nuevo electrodoméstico- es importante tenerlo claro en todo momento, especialmente cuando nos imponemos sacrificios económicos o nos privamos de algún capricho para lograrlo.

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¿A dónde va el dinero?

La mala relación que muchas personas tienen con su dinero muchas veces proviene de que no saben a dónde va.

A menudo gastamos inconscientemente -especialmente con la tarjeta de crédito, que no nos permite ver físicamente el dinero que se gasta- y nos encontramos con los bolsillos vacíos sin siquiera darnos cuenta.

La mejor manera de entender a dónde van nuestras ganancias es realizar un seguimiento de los gastos: existen muchas aplicaciones que nos permiten registrar los gastos diarios, alternativamente podemos usar una libreta que llevamos siempre con nosotros.

Releyendo las notas relativas a los gastos de cada día, podemos descubrir que el café en el bar cada mañana representa un gasto importante que podemos ahorrarnos, que debemos evitar salir a comer todos los días, así como las compras compulsivas de artículos que no utilizamos. No lo uses.

Consigue una alcancía para monedas sueltas

Esto puede parecer una estrategia insignificante, pero puede marcar la diferencia a largo plazo. Tomemos un frasco de vidrio y mantenlo siempre a la vista: en nuestro escritorio en la oficina o junto al vaciador de bolsillos en el mueble del recibidor.

Cada vez que nos encontramos con algún cambio en el bolsillo, lo metemos en el frasco: el compromiso es no abrir el frasco por ningún motivo hasta que esté completamente lleno de monedas.

Con este pequeño recurso Renunciaremos a la tentación de gastar el cambio en el bar o en la máquina expendedora.guardándolos para lograr nuestro objetivo de ahorro.

Considere un ahorro fijo

Si nuestros ingresos mensuales no son fijos, podemos imaginarnos reservar una cantidad que sea siempre la misma cada semana (o cada mes): podrían ser dos euros al día, diez euros a la semana, cien euros al mes… El importe depende de nuestra disponibilidad económica.

Las aplicaciones combinadas con muchas cuentas bancarias le permiten crear un “alcancía virtual” en el que pagar el importe elegido cada semana o cada mes de forma automática, sin ninguna acción por nuestra parte. Alternativamente, podemos configurar un recordatorio en nuestro teléfono móvil para recordarnos nuestro compromiso de ahorro.

Prueba el Kakebo

Nuestro último consejo de ahorro viene desde Japón y se llama: es una especie de “libro de cuentas” del hogar, no tan distinto al que usaban nuestras abuelas hace muchos años para llevar en sus manos las riendas de la economía doméstica.

Adoptar el kakebo registrar ingresos y gastos mensuales tiene innumerables ventajas, por ejemplo:

  • facilita la gestión de ingresos y gastos
  • permite recordar los gastos realizados
  • evitar el estrés por una mala gestión financiera
  • desarrolla la autodisciplina
  • libera energías mentales
  • Promueve la tranquilidad del alma.

Es útil utilizar esta herramienta. a inicio del año (para planificar en general los gastos que afrontaremos), cada mes (para registrar ingresos y gastos, pero también para recordar objetivos de ahorro), Al final del año (para hacer un balance de los gastos realizados en los últimos doce meses).

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¡¡¡Hola!!! Me llamo Sánchez y soy un experimentado redactor apasionado por la cocina. A lo largo de los años, he aprendido diversas tradiciones y recetas culinarias, y las escribo para ti, con el objetivo de compartir mis conocimientos.