¿Está baboso el jamón que acabas de comprar? A veces no es culpa del vendedor, sino nuestra. Si no quieres que se estropee rápidamente, debes conocer algunas reglas útiles para conservar los productos en el frigorífico.

No todo el mundo sabe cómo conservar correctamente los productos en el frigorífico. Desgraciadamente, esto puede afectar a nuestro bolsillo, porque los alimentos se estropean mucho más rápido y nos veremos obligados a tirarlos. Basta con poner en práctica algunas reglas útiles para cambiar esta situación.

¿Cómo saber si un jamón no es fresco? Evita uno que tenga una textura viscosa

Las carnes ahumadas suelen viscosascuando las grasas que contienen comienzan a oxidarsecuando se exponen al oxígeno del aire. Este proceso hace que la superficie del embutido se humedezca ligeramente y adquiera un aspecto pegajoso y viscoso. Esta es una señal de que el jamón está empezando a estropearse y puede que ya no sea apto para el consumo.

¿Cuál es la mejor manera de conservar los embutidos? Todo depende del tipo

Según el proceso de producción y el tiempo de conservación las carnes ahumadas se almacenan de diferentes maneras. Muchas carnes curadas de larga maduración y secas no necesitan almacenarse en el frigorífico. Pueden colgarse en la despensa si es lo suficientemente fresca y seca para evitar el moho.

Carnes ahumadas almacenadas en el frigorífico pueden secarse y endurecerse. Para evitarlo, es buena idea envolverlos en papel pergamino o colocarlos en recipientes de plástico con aire. Evite guardarlos en bolsas de plástico, ya que la superficie puede volverse viscosa y provocar la formación de moho.

¿Cómo conservar los embutidos troceados en el frigorífico? Existen algunas reglas

Fiambres recién cortados con una vida útil corta se almacenan mejor en recipientes de vidrio herméticamente cerradospara evitar la transferencia de aire y olores. La temperatura de conservación recomendada oscila entre 4º y 7º C. Es aconsejable ajustar la cantidad de carnes ahumadas compradas en función de las necesidades reales para evitar un almacenamiento prolongado en el frigorífico. Estos embutidos deben consumirse en un plazo de tres a cinco días. En tales situaciones, el principio de “comprar menos pero más a menudo” puede ser muy útil.

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