No tires el queso endurecido: simplemente remójalo en este líquido y volverá a ser comestible
El queso forma parte habitual de nuestra dieta y es un manjar muy apreciado. Si quieres conservarlos con la máxima calidad durante el mayor tiempo posible, debes saber cómo cuidarlos adecuadamente. Pruebe los trucos que sin duda le ayudarán a conseguirlo.
Conservación del queso
Siempre ocurre que cuanto más duro es el queso, más duradero es. Por lo tanto, nunca demores demasiado el consumo no sólo de quesos blandos, sino también de requesones y salmueras tipo mozzarella. Sobre todo una vez que los haya recogido. La vida útil de estos quesos es de unos 3 a 7 días, pero su calidad superior disminuye con bastante rapidez.
Los quesos duros se conservan mucho mejor porque contienen una mayor proporción de materia seca. Si guardas en la nevera, por ejemplo, Gouda, Eidam, Madeland, Cheddar o Parmesano sin envolver, durarán un mes en buena calidad, pero se trata de una conservación en ciernes. Una vez cargado el queso, conviene consumirlo todo enseguida, o al menos en los días siguientes.
El almacenamiento adecuado es esencial
La forma en que almacene su queso también garantizará que se mantenga fresco el mayor tiempo posible. Los quesos necesitan ciertas condiciones que les favorezcan, lo que puede ayudar a prolongar su vida útil. Incluso puede utilizar los “conservantes” naturales de probada eficacia de nuestras abuelas para preservar durante más tiempo las propiedades originales del queso o evitar que envejezca.
Un lugar oscuro y fresco
La temperatura también es importante para conservar la calidad del queso durante mucho tiempo. El ideal general es de 8 a 12 °C. Las temperaturas más bajas son más adecuadas para los quesos más maduros, mientras que los quesos semiduros y duros responden mejor a ambientes más cálidos. Por lo tanto, conviene utilizar la bodega para el almacenamiento. Si no dispone de ella y almacena sus quesos en el frigorífico, coloque siempre los quesos blandos en los estantes inferiores, donde hace más frío, y los quesos duros en los estantes superiores. ¿Y qué hacer si el queso se pone duro?
Leche
La leche sola es una herramienta muy útil para “revivir” el queso. Basta con sumergir el queso endurecido en ella durante un rato. Entonces no sólo será más fácil de trabajar, sino que estará blando y comestible.
Azúcar o sal
Nuestras abuelas también utilizaban azúcar o sal para conservar el queso. Normalmente guardaban el queso bajo una tapa de cristal junto con un terrón de azúcar o una pizca de sal. Ambos ingredientes pueden absorber el exceso de humedad.
Aceite y papel de horno
También puede probar otro método que consiste en untar el queso seco con aceite de buena calidad, envolverlo en papel de horno y meterlo en la nevera durante 24 horas.
Consejo para el final
Si te sobra queso duro y quieres evitar que se endurezca, rállalo y guárdalo en una bolsa o caja de microtena bien cerrada en el congelador. Es muy fácil utilizarlo de esta forma para muchos platos o para aromatizarlos.
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